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sábado, 17 de enero de 2009


Escarbando en el baúl mental de mis recuerdos, recordaba con nostalgia los años maravillosos de mi infancia, aquellos años cuando viví en una huerta de manzanos.
Recuerdo, aquel hermoso rio donde me sumergía para rescatar los soldaditos  que mi padre me lanzaba.
Momentos mágicos que sueño ahora con añoranza y cariño, es por eso que me decidí a regresar ahora ya maduro al rescate de aquellos lindos recuerdos.

Mi sorpresa fue grande al descubrir lo abandonada que se encontraba aquella huerta. La hierba ahora cubría la construcción de la vieja casona, y por sus gruesos muros las raíces de los árboles atravesaban las habitaciones.

Al entrar a la casona encontré aquel viejo juguete entre telarañas y escombros, ese juguete solía ser mi amigo y compañero en las calurosas tardes de verano. El juguete humedecido se desbarataba con solo tomarlo entre mis manos. El tiempo había echo de las suyas con mis recuerdos de niño.

Ya acalorado decidí refrescar mi rostro en el viejo pozo. Al querer extraer agua, descubrí que la cuveta de metal del pozo, con el paso del tiempo y el desuso, había creado tanto oxido que la pieza era ahora inservible. El oxido había creado una costra en toda la pieza de metal. Sin poder extraer una sola gota del viejo pozo me encamine acalorado hacia el rio.
Mi tristeza fue mayúscula al percibir el fétido olor que despedía el rio. El gobierno al construir la nueva represa decidió cerrar uno de los ramales de aquel hermoso rio y ahora al no circular el agua, el rio se estanco y su pureza se perdió.

Ahora lo entiendo con mucha claridad, a las personas nos pasa lo mismo; El tiempo y el desuso nos corroe y termina por destruirnos. Cuando un líder piensa que ya lo sabe todo, que no hay nada nuevo que aprender, que todo lo sabe. Empieza poco a poco el proceso de destrucción

Sus pensamientos se estancan y se convierte en fétidos.
La costra de oxido cerebral empieza a desarrollar hábitos y pensamientos inservibles que no le permiten crecer y lo autodestruyen.
Todos sus elementos son ahora tan débiles como aquellos viejos muros de la casona.

Como el agua necesita fluir y ser cuidada para mantener su pureza, el verdadero líder debe ejercitar su mente bajo un intenso ejercicio de búsqueda del conocimiento. Capacitación constante, lectura, búsqueda de amistades inteligentes, son algunos de los ejercicios permanentes del nuevo líder. El líder, no puede quedarse estancado como el agua, debe de fluir incesante como el río, en búsqueda de la verdad, por que sabe que la verdad lo hará libre.

El líder que se queda inactivo mentalmente, en un lapso corto de tiempo, generará una inmensa capa de oxido que no le permitirá el movimiento que requiere para alcanzar sus metas y objetivos.
El tiempo no perdona la inactividad y acaba por destruir aquello que funcionaría perfectamente si lo hubiéramos ejercitado constantemente.
El nuevo líder sabe que la lucha contra el tiempo es constante, entiende que las adversidades son solo oportunidades para ser mejores y no se detiene a quejarse de lo sucedido, más bien observa, planifica, y actúa para transformar la adversidad en una oportunidad única.
Que no se te olvide nunca, el tiempo y la falta de movimiento te destruye. Da Vinci escribió “El hierro se oxida con la falta de uso; el agua estancada pierde su pureza y el agua en un clima frío se congela; la falta de acción socava el vigor de las mentes”

 
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