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sábado, 21 de febrero de 2009

REGLAS 10


Hay que reírse de sí mismo y de la vida. No con el ánimo de burlarse ni de autocompasión plañidera, sino como un remedio, como un medicamento milagroso, que le mitigará a uno el dolor, le curará la depresión y le
ayudará a poner en perspectiva la derrota aparentemente terrible del momento. Uno debe borrar la tensión y las preocupaciones riéndose de sus predicamentos, con lo que liberará su mente para pensar con claridad en la solución que seguramente llegará. Nunca hay que tomarse demasiado en
serio.


Los días más desolados son aquellos en que no se ha oído el sonido de la risa. Una buena sonrisa es un rayo de sol en cualquier hogar, así es que no hay que dejar pase un día sin exteriorizar el lado feliz de uno, aunque esté luchando con el caos. Cada vez que sonríe, y más cuando ríe, se añaden momentos preciosos a la propia vida.
El hombre es la única criatura dotada con el poder de la risa, y tal vez es la única criatura que merece que se rían de ella. Sin embargo, la mejor de las risas es la de aquella persona que tiene suficiente confianza en sí misma. Esto demuestra la rara capacidad de mirarse con objetividad, y si uno puede hacer eso, todas sus preocupaciones se encogerán.


Claro que hay reglas para jugar bien este difícil juego de la vida, pero uno no debe olvidar nunca que se sigue tratando de un juego - un juego que nadie debe tomar jamás demasiado en serio. Si no nos las ingeniamos para extraer un poco de gozo de este día, ¿qué caso tiene? Reírme de mí mismo y, por supuesto, no tomarme demasiado en serio es una regla del juego que debo seguir aprendiendo una y otra vez. Cada vez que comienzo a actuar un tanto demasiado profesional o pomposo o que asumo el papel del "autor famoso", Dios siempre me preparara para otra merecida caída que me enderece... hasta la próxima vez.


Acababa de estar varios días visitando estaciones de radio y televisión en la zona de Atlanta, y ahora me llevaban en una limosina negra a firmar autógrafos en un centro comercial aproximadamente a dos horas de la ciudad. Mi programa me indicaba que iba a visitar una pequeña estación cristiana de radio donde iba a conversar en vivo con un caballero conocido como "el Reverendo John".


A su debido tiempo, nos estacionamos frente a una casita de campo cuya pintura blanca comenzaba a descascararse. Mi conductor se volvió y me dijo, casi en tono de disculpa.
- Esta es Señor. La radiodifusora.

Antes de haber subido el último escalón, se abrió la puerta del frente y allí estaba el Reverendo John. Supe que era él porque llevaba un letrero bordado en hilo rojo con ese nombre por encima del bolsillo superior de su atuendo blanco de una pieza.
-¡Bienvenido a nuestra humilde estación, señor! - exclamó mientras me abrazaba - Es un gran honor.

Atravesamos lo que alguna vez probablemente había sido una estancia pero ahora estaba lleno de equipos electrónicos y tableros de discos y cintas. Pude oír salmos mientras el reverendo me conducía a su "estudio" en la parte de atrás.
- Saldremos al aire en sólo unos cuantos minutos - dijo mi anfitrión - Siéntese allí y póngase cómodo.

El reverendo John señalaba con un gesto de la cabeza en dirección a una mesa sin pintura sobre la cual se apoyaba precariamente un micrófono, unido con varios clavos a los tableros. Me deslicé para sentarme en la tosca banca, y me pregunté si los editores, allá en sus elegantes oficinas de la Quinta Avenida, tenían idea de las cosas por las que tenían que pasar los autores. Luego, para mi gran sorpresa, el Reverendo John se acomodó a mi lado en la banca, y de pronto comprendí que le micrófono que había sobre la mesa era el único y que íbamos a compartirlo. Vaya cambio después de pasarme días entre el brillo y el cristal de las radiodifusoras de Atlanta. Sin embargo, me dije a mí mismo que podía soportar cualquier cosa durante treinta minutos.


En ese viaje estaba promocionando Operación Jesucristo, y a diferencia de tantos entrevistadores, que nunca leen el libro de uno antes de la entrevista, el Reverendo John no sólo lo había leído, sino que había preparado una larga lista de preguntas muy perceptivas, en un cuaderno de notas, a la cual constantemente se refirió una vez que estuvimos en el aire.

Realmente estaba disfrutando nuestra conversación cuando, aproximadamente a la mitad de la entrevista, sonó con fuerza el timbre de un teléfono que había en el otro cuarto. Por supuesto que este "estudio" no estaba insonorizado, como lo está la mayor parte, así es que el fuerte ruido del teléfono, que llegó a mitad de mi respuesta a una de sus preguntas, me descontroló completamente y casi pierdo el hilo de mis pensamientos mientras trataba de recobrar la compostura.

El maldito teléfono siguió sonando y sonando. Finalmente, un molesto Reverendo John echó un vistazo a su cuaderno de notas, me hizo la pregunta siguiente de su lista y luego, ante mis horrorizados ojos, se volvió, pasó las piernas por encima de la banca, se puso de pie y desapareció en el otro cuarto, me imagino que para atender el teléfono.

Heme aquí ahora respondiendo ante una banca vacía - y un micrófono funcionando - y hable... muy... muy despacio, demorándome, sin saber qué haría si completaba mi respuesta antes de que mi amigo hubiera regresado.

Finalmente, agoté el tema y el Reverendo John no aparecía por ningún lado. Y entonces, por primera vez en mi vida, se me ocurrió una brillante idea. Estiré el brazo y acerqué su cuaderno de notas, lo puse frente a mí, y recorrí con el dedo su lista de preguntas, encontré la que seguía y dije: "Reverendo John, me imagino que usted se ha de preguntar de dónde saqué la idea de Operación Jesucristo.

...y durante los siguientes catorce minutos, !me entrevisté yo sólo!
Finalmente, sentí que alguien me tocaba el hombro. Estaba tan concentrado en mi doble papel de entrevistador y entrevistado, que ni siquiera me di cuenta de que mi anfitrión había regresado. Señalo el enorme reloj que había en la pared, se inclinó y dijo frente a nuestro micrófono: "Señor , fue un gran honor tenerlo con nosotros el día de hoy. Le deseo un gran éxito con este libro maravilloso y que viaje seguro durante el resto de su recorrido.

¡Dios lo bendiga! Al decir eso, oprimió un botón y el himno "Never My God to Thee" se difundió pro las ondas hertzianas, mientras que yo me incorporaba secándome la frente. Fue entonces cuando recordé, una vez más, esa regla tan importante de la vida que nos dice que hay que reírnos de nosotros mismos. El Reverendo John me mostraba una tarjeta y se veía complacido.

- Señor Mandino, siento haber tenido que hacerle pasar ese apuro, aunque se las arregló usted con gran maestría. La llamada era de mi madre de ochenta y dos años que vive en San Diego, y la última vez que hablamos me prometió que la siguiente vez que me llamara me daría nuestra vieja receta familiar par preparar el pan de zanahoria.
Hay que reírse del mundo. Y lo más importante, hay que reírse de uno mismo. Si en la farmacia de su preferencia se vendiera la risa, el doctor familiar le recetaría algo de risa al día. Es una forma mucho mejor de vivir.

miércoles, 18 de febrero de 2009

MANDAMIENTOS DE EXITO 8

¡Cuán diferente eres ahora del niño que fuiste! Llegaste a este mundo sin
nada, pero con los años te has ido sobrecargando con tanto equipaje pesado
en nombre de la seguridad, que tu viaje por la vida se ha convertido en un
castigo en vez de placer.

Aligera tu carga a partir de hoy.

Comprende que el verdadero mérito del hombre se mide por los objetos que
rehusa perseguir o adquirir. Las grandes bendiciones de la vida ya están dentro
de ti o a tu alcance.



Abre los ojos a la verdad antes de que tropieces precisamente con los
tesoros que tanto buscas. El amor, la paz de espíritu y la felicidad, son
joyas que ningún tipo de fortuna, ninguna cantidad de tierras o monedas,
pueden exaltar o desperdiciar.

¿Qué recompensa hay en el oro, las sedas y los palacios si su posesión
destruye la felicidad que tan ciegamente diste por sentada? La mayor
falsedad del mundo es que el dinero y las propiedades del mundo pueden
llenar de gozo tu vida. Si la riqueza se convierte en parte de tu equipaje,
te empobrecerás, porque entonces no serás más que un asno cuyo lomo se
dobla bajo el peso del oro que debes soportar hasta que la muerte aligere
tu carga.

De todos los bienes materiales innecesarios que abrazas, de todos los
placeres que gozas, no te podrás llevar de este mundo más de lo que puedes
sacar de un sueño. Admite la riqueza de mala gana en tu hogar, pero nunca
en tu corazón.Y no le envidies a ningún hombre sus grandes posesiones. Su equipaje sería
demasiado pesado para ti, como ya lo es para él. Tú no podrías sacrificar,
como él, salud, paz, honor, amor, tranquilidad y conciencia para obtenerlas.
El precio es tan alto que, al final, el trueque se convierte en una gran pérdida.

Simplifica tu vida. Es más aquel que se contenta con menos.

lunes, 16 de febrero de 2009

Y tu a que le temes?


Tus miedos y tu a que le temes para ti que es el miedo, por que o a que le temo? tal vez me diras yo le temo a la muerte, a la soledad, a fracazar, a la soledad, alguien me dira yo le temo a Dios pero te as preguntado que es el miedo de donde viene ese sentiemiento el miedo no es nada mas que una idea que desafortunadamete los padres le ponemos a los hijos cuando un niño nace nace sin ese miedo pero que hacemos los padres cuando comienza este a caminar le gritas te vaz a caer , y ese niño le formaste inseguridad ese niño crece un poco mas lo mandas un dia que se yo a algun lugar, pero le dices, no vallas solo que alguien te acompañe que hiciste le dices inconsientemente que es malo estar solo y le formas miedo a la soledad un dia ese niño llega de la escuela y te cuenta que el estaba participando en la calce pero que se equivoco en la respuesta y que haces le dices como eres tonto mejor ni hables que haces lo mandas que calle que le de miedo hablar y asi te puedo poner miles de ejemplos  pero ahora es contra ti te as preguntado de donde vienen tus miedos, que te paso cuando eras un niño analisate y no cometas el mismo error no eduques como te educaron no hagas una sociedad futura temeroza forma mentalidades positivas da livertad en lugar de reprimir da seguridad apoya a tus hijos exorta mas no regañes no los conviertas en unos fracazados dales amor y date amor no te das cuenta que el miedo no existe que el miedo es aquel que te puede convertir en un fracazado el miedo es aquello que te dice no lo hagas fracazaras , no hables te callaran , no disfrutes te despojaran ,ese no, no, no, no lo permitas no dejes que ese sentimiento se apodere de ti  rechazalo no lo hagas tuyo no te escondas en tu rincon no escuches esa voz date valor

sábado, 14 de febrero de 2009

REGLAS DE EXITO 10


A partir de hoy, uno debe tratar a todas las personas que encuentre, sean amigas o enemigas, conocidas o extrañas, como si fueran a morirse a medianoche. No importa qué tan trivial sea el contacto, Hay que brindar a cada persona toda la atención, amabilidad comprensión y afecto que uno pueda mostrar, y hay que hacerlo sin pensar en ninguna recompensa. Su vida nunca volverá a ser igual.

Al igual que las reglas de cualquier juego, todas las reglas de la vida se relacionan entre sí.


Cuando se siguen las indicaciones de una regla, ésta lo llevará a la siguiente y así sucesivamente, pero ahora uno está comenzando a jugar el juego de la vida como debe jugarse. Vivir cada día como si fuera el único que uno va a tener es, de hecho, uno de los principios supremos para una existencia dichosa y con éxito. Sin embargo, he aquí una regla asociada que es exactamente igual de poderosa y productiva pero que, a diferencia de la otra, muy poca gente la conoce.


Mientras se vive cada día como si fuera el único que se va a tener, hay que comenzar a tratar a todos los que encuentre - su familia, vecinos, compañeros de trabajo, los desconocidos, los clientes, incluso los enemigos, si se tienen - como si de cada una de esas personas se conociera un secreto profundo y oscuro: ¡que todos están viviendo también su último día en este mundo y morirán a media noche!


Ahora bien, amigo lector, ¿cómo se imagina que trataría a todos los que encuentre el día de hoy si supiera que se van a ir para siempre cuando acabe el día? Usted lo sabe. Con más consideración, atención, ternura y afecto de lo que nunca antes les haya brindado. ¿Y cómo se imagina que reaccionará ante su amabilidad? Por supuesto. Con más consideración, amabilidad, cooperación y afecto de lo que usted haya recibido de otras personas en el pasado. Siga haciendo lo mismo, día tras día, ¿Y cómo se imagina que será su futuro, si lo llenó con ese tipo de amor desinteresado? Ya está sonriendo. Usted conoce la respuesta, amigo lector.


Hace años, cuando se enviaba a los autores a un recorrido publicitario para hacer la promoción de sus libros en la radio, la televisión y la prensa, lo hacían más por su cuenta, a diferencia de lo que ocurre hoy en día cuando literalmente son llevados de la mano de ciudad en ciudad y de entrevista en entrevista, por representantes de la editorial en cada ciudad. En esos "viejos tiempos", nuestros editores enviaban por correo boletos de avión más las reservaciones de hotel y un programa de nuestras presentaciones de cada ciudad. Era entonces responsabilidad del autor trasladarse a los aeropuertos y hoteles y tomar taxis para ir de una entrevista a la siguiente. Si uno tenía siete u ocho compromisos al día, lo cual no era desusado, y las entrevistas se repartían en el tiempo y la distancia, como ocurría en Los Ángeles, se volvía un desafío supero a la propia resistencia y agilidad el simple hecho de llegar a tiempo de una cita a la siguiente.


Este día memorable sucedió en Nashville hace varios años, cuando realizaba un recorrido. Un joven chofer negro me llevó desde mi hotel hasta la estación de televisión WSM donde me iba a presentar en The Noon Show. Como el viaje tomaba algo de tiempo, comenzamos a conversar, y el conductor, cuyo nombre me lo aprendí, era Raymond Bright, parecía fascinado por el hecho de que su pasajero iba a salir en televisión.


Mi programa impreso tan detallado me informaba que este programa se transmitía en vivo, con público en el estudio, y que tenía un formato muy similar al de The Tonight Show, incluso contaba, con su propia banda y tal vez uno o dos cantantes. Mientras nos aproximábamos al hermoso edificio, mi taxista dejo en voz alta:

-¡Esa de allí es la mejor estación del Nashville!Tal vez se debió a que la regla de tratar a los demás con afecto y atención como si fueran a morir a medianoche, seguía estando fresca en mi mente ya que la había mencionado extensamente en varios programas el día anterior, el hecho es que, cuando le estaba pagando a Ray, le pregunté impulsivamente:
-¿Alguna vez ha visto como se hace un programa de televisión?

- No, señor.

- Pues bien... si dispone usted de una hora o algo así, y está bien que me cobre la espera,
¿por qué no entra conmigo para que me vea hacer el tonto?

Me miró con ojos de asombro:

-¿De veras?

- Claro, y luego que termine, me puede llevar al centro, a la librería Cokesbury, donde voy a firmar autógrafos a la una y media.

De un salto, Raymond subió de nuevo en su taxi, levantó la banderilla amarilla de taxímetro, lo que significaba que no me estaba cobrando nada, y volvió a salir. Dentro de la estación, le presenté mi nuevo amigo a un sorprendido Teddy Bart, el conductor del programa y a Elaine Ganick, la productora, quienes nos condujeron al estudio iluminado donde la banda ya estaba afinando. Ray fue llevado a un asiento en primera fila, y mientras yo salía a ponerme de acuerdo con Teddy y Elaine sobre qué era lo que íbamos a conversar, el taxista veía admirado a la banda que repasaba sus números mientras las cámaras de televisión y los micrófonos pasaban de un lado a otro en un ensayo final.


Cuando terminó el programa, nos fuimos a toda prisa a la librería del centro. Después de esto, le dije a Ray que me estaba muriendo de hambre y me llevó a almorzar a lo que denominó "mi sección de la ciudad", y aunque yo era el único blanco en ese sitio, las hamburguesas fueron las mejores que he comido. Cuando llegó el momento de pagar, empecé a buscar mi cartera pero un brazo fuerte me lo impidió. Ray iba a pagar, y no había más que decir. Nada de discusión. Me llevó a otros dos programas de radio, me esperó, me llevó de regreso al hotel a recoger mis cosas y luego me transportó al aeropuerto.


En el camino, mientras comenzaba a dormitarme en el asiento trasero, escuché su voz
profunda:
- Señor  (para entonces me llamaba como me habían estado llamado antes los conductores de los programas de radio)... Señor , nunca voy a olvidar este día mientras viva.

- Por qué, Ray?

- Porque hoy, por primera vez en mi vida, me siento importante.
En todo el camino al aeropuerto, una que otra vez veía esos grandes ojos marrón que se me quedaban viendo por el espejo retrovisor y lo oía repetir, una y otra vez: ¡Usted me hizo sentir importante! En el aeropuerto, Ray saltó del taxi y llevó mis maletas al sitio donde se registra el equipaje.

Luego le pagué y se me acercó y me abrazó - lo que sorprendió a unos cuantos mirones mientras gruesas lágrimas le corrían por las mejillas.

- Lo amo, señor  

- murmuró.

- Y yo a usted también, Ray

- repuse con voz ronca.Muerto a media noche. Una visión que procede a una nueva forma de tratar a todos los que uno encuentra. Realmente es fácil de hacer y lo que uno recibe en retribución puede cambiar su vida para siempre ¡Inténtelo, amigo lector!

viernes, 13 de febrero de 2009

COMPROMISOS DE EXITO 2


Ya soy una persona diferente y mejor.


Apenas han transcurrido unos cuantos días desde que inicié una nueva
existencia con la ayuda de estos pergaminos, pero ahora experimento una
extraña y poderosa emoción en lo más profundo de mi corazón, un sentimiento
de una nueva esperanza que casi había desaparecido con el paso de los años.

Al fin he sido rescatado de mi lecho de desesperación y doy las gracias por
ello. Con las palabras de la primera promesa del éxito aún frescas en mis
labios, ya he multiplicado mi propia valía ante mis ojos y tengo la
seguridad de que este nuevo evalúo de mi persona, con el tiempo será
adoptado por el mundo exterior. Ahora conozco una gran verdad. La única
etiqueta de precio válida es la que nos asignamos nosotros mismos. Si nos
ponemos un precio demasiado bajo, el mundo lo aceptará; pero si nos
asignamos el mejor precio, el mundo también aceptará de buen grado ese avalúo.

Te doy gracias, Dios mío, por depositar en mis manos estos valiosos
pergaminos. Me encuentro en un momento crucial de mi vida y no debo
alejarme, ni lo haré, de este desafío como me he alejado de otros en el pasado.
Ahora sé que en la peregrinación de todos, a lo largo de esta vida, siempre
hay lugares sagrados en donde podemos sentirnos afines con lo divino; en donde
los cielos parecen descender sobre nuestras cabezas y los ángeles llegan a
auxiliarnos. Son los lugares de sacrificio, las áreas en donde se unen lo
mortal y lo inmortal, las tierras del juicio en donde se libran las grandes
batallas de nuestra propia vida. Mis derrotas del pasado ya están casi
olvidadas, incluso el dolor y la abrumadora angustia. Y seré muy feliz en
los años por venir, si logro mirar hacia atrás recordando este momento tan
especial, a sabiendas de que aquí pude saborear al fin la victoria.

Pero antes que nada debo aprender la segunda promesa de éxito,
y ponerla en práctica:

Nunca jamás volveré a saludar al amanecer sin una meta.

En el pasado, el hecho de tener metas, ya fuesen grandes o pequeñas, me
parecía que no era otra cosa que una tonta práctica, puesto que tenía tan
poca fe en mis capacidades. ¿Para qué tener metas pequeñas e
insignificantes, me decía a mi mismo, simplemente para satisfacer mis
humildes talentos? ¿Qué diferencia podía significar todo eso en el esquema
de las cosas?

Y así, cada día salía sin rumbo por el mundo, sin timón y sin destino fijo,
con la esperanza de sobrevivir hasta la hora de la puesta del sol,
asegurándome, falsamente, a mí mismo que sólo esperaba el momento adecuado,
o que cambiara mi suerte, sin creer, no obstante, ni por un momento, que
algo en mi futuro sería diferente de lo que había sido en mi pasado.

Es fácil ir a la deriva de un día a otro. No se requiere ninguna habilidad,
ningún esfuerzo y ningún dolor. Por otra parte, nunca es fácil fijarse
metas para un día o para una semana, y alcanzar esos objetivos. Mañana
comenzaré me decía día tras otro. En aquel entonces no sabía que el mañana
sólo se encuentra en el calendario de los tontos. Ciego ante mis propias
faltas, desperdiciaba mi vida deliberando todo hasta que ya fuese demasiado
tarde, de no ser por estos pergaminos. Hay una inconmensurable distancia
entre tarde y demasiado tarde.

Nunca jamás volveré a saludar el amanecer sin una meta.

He estado viviendo en el callejón de los tontos. Tener siempre la intención
de llevar una mejor vida nueva, pero sin jamás encontrar el tiempo para
dedicarse a ello, es como si pospusiera la comida, la bebida y el sueño de
un día para el siguiente, hasta morir. Durante muchos años estuve
convencido, lo mismo que tantos otros, de que las únicas metas que valían
la pena eran las principescas metas con abundantes recompensas en oro, fama
y poder. ¡Qué equivocado estaba! Ahora sé que el hombre sabio nunca se fija
metas de inmensas proporciones. Ahora todos los planes de gigantesca
magnitud los califica de sueños, abrigándolos muy cerca de su corazón en
donde los demás no puedan verlos y mofarse de ellos. Después saluda cada
amanecer fijándose metas sólo para ese día, asegurándose de que todo lo que
planeó haya quedado terminado antes de irse a dormir.

Muy pronto, los logros de cada día se van reuniendo, uno encima del otro,
en la misma forma en que la hormiga amontona sus granos de arena y con el
tiempo se ha erigido un castillo lo bastante grande para albergar cualquier
sueño. En verdad, todo esto no sea difícil de lograr un vez que haya
frenado mi impaciencia, enfrentándome a la vida un día a la vez.



Puedo hacerlo. Lo haré.

Nunca jamás volveré a saludar al amanecer sin una meta.

Se ha ganado la mitad de la victoria del éxito una vez que se ha adquirido
el hábito de fijarse metas y alcanzarlas. Incluso la labor más tediosa se
hace soportable si yo marcho a lo largo de cada día convencido de que cada
tarea, no importa lo humilde o tediosa que sea, me acerca varios paso a la
realización de mis sueños. Qué forma tan agradable de seguir adelante con
mi vida, ya que si la mañana no me ofreciera ninguna nueva alegría, a
medida que cumplo con las metas que me he fijado para ese día, o si la
noche no me brindara nuevos placeres por cumplir con mis metas, ni siquiera
valdría la pena vestirme y desvestirme.

La vida, ahora estoy convencido de ello, puede ser tan gozosa como un juego
de niños cuando despertamos con la esperanza de que nos aguarda una senda
marcada con toda claridad.

Ahora ya sé en qué punto me encuentro.
Y también sé hacia dónde quiero que me conduzcan mis metas.

Para ir de aquí hacia allá, no necesito conocer todos los giros y recodos
de mi viaje en este preciso momento. Lo más importante es que he adoptado
las enseñanzas del primer pergamino y del segundo, y que ahora ya no miraré
hacia atrás en dirección a ese desconsolador pasado, cuando los días no
tenían ni principio ni fin y yo me encontraba perdido en medio de un
desierto de frivolidad, sin esperar nada en el futuro, como no fuesen la
muerte y el fracaso.

¡Mañana me fijaré metas! ¡Al día siguiente! ¡Y también al siguiente!

Nunca jamás volveré a saludar al amanecer sin una meta!

Alguna vez malbaraté mi vida, cambiándola por un centavo y la vida no quiso
pagarme más, pero ahora ya han terminado los días en que trabajaba por el
salario de un esclavo. Ahora sé que cualquier salario que le hubiese
exigido al a vida, la vida me lo habría pagado de muy buen grado.

Los rayos del sol no brillan por encima de mi cabeza para que yo pueda
reflexionar con tristeza en el ayer. El pasado ha quedado sepultado y yo
estuve a punto de permitir que me sepultaran junto con él. Ya no derramaré
más lágrimas. Que los rayos de sol puedan brillar sobre las promesas del
mañana... y sobre mi cabeza.

Nunca jamás volveré a saludar al amanecer sin una meta!

miércoles, 11 de febrero de 2009

MANDAMIENTOS DE EXITO 8

¡Cuán diferente eres ahora del niño que fuiste! Llegaste a este mundo sin
nada, pero con los años te has ido sobrecargando con tanto equipaje pesado
en nombre de la seguridad, que tu viaje por la vida se ha convertido en un
castigo en vez de placer.

Aligera tu carga a partir de hoy.

Comprende que el verdadero mérito del hombre se mide por los objetos que
rehusa perseguir o adquirir. Las grandes bendiciones de la vida ya están dentro
de ti o a tu alcance.



Abre los ojos a la verdad antes de que tropieces precisamente con los
tesoros que tanto buscas. El amor, la paz de espíritu y la felicidad, son
joyas que ningún tipo de fortuna, ninguna cantidad de tierras o monedas,
pueden exaltar o desperdiciar.

¿Qué recompensa hay en el oro, las sedas y los palacios si su posesión
destruye la felicidad que tan ciegamente diste por sentada? La mayor
falsedad del mundo es que el dinero y las propiedades del mundo pueden
llenar de gozo tu vida. Si la riqueza se convierte en parte de tu equipaje,
te empobrecerás, porque entonces no serás más que un asno cuyo lomo se
dobla bajo el peso del oro que debes soportar hasta que la muerte aligere
tu carga.

De todos los bienes materiales innecesarios que abrazas, de todos los
placeres que gozas, no te podrás llevar de este mundo más de lo que puedes
sacar de un sueño. Admite la riqueza de mala gana en tu hogar, pero nunca
en tu corazón.Y no le envidies a ningún hombre sus grandes posesiones. Su equipaje sería
demasiado pesado para ti, como ya lo es para él. Tú no podrías sacrificar,
como él, salud, paz, honor, amor, tranquilidad y conciencia para obtenerlas.
El precio es tan alto que, al final, el trueque se convierte en una gran pérdida.

Simplifica tu vida. Es más aquel que se contenta con menos.

viernes, 6 de febrero de 2009

COMPROMISO DE EXITO


Nací para triunfar, no para inclinar mi cabeza en señal de derrota.

Nací para saborear las victorias y brindar por ellas, no para gemir y lamentarme.

¿Qué es lo que me ha sucedido? ¿En qué momento todos mis sueños se desvanecieron
en una grisácea mediocridad, en la cual las personas promedio se aplauden unas
a otras como si fuesen seres sobresalientes?

Ninguna persona ha sido jamás tan engañada por otra, como por sí misma. El
cobarde está convencido de que solo está actuando con cautela, y el avaro
piensa que esta practicando la frugalidad. No hay nada que resulte tan
sencillo como engañarse uno mismo. puesto que siempre es fácil creer lo que
queremos. Nadie, en toda mi vida, me ha engañado tanto como yo me he
engañado a mi mismo.

¿Por qué siempre trato de ocultar mis pequeños logros bajo un manto de
palabras que toman a la ligera mi trabajo, o que ofrecen disculpas por mi
falta de capacidad? Y lo peor de todos es que he llegado a creer en mis
propias excusas, a tal grado que gustosamente estoy dispuesto a vender mis
días a cambio de unos centavos, mientras me consuelo pensando que las cosas
podrían ser peores.

¡Pero ya no lo haré más!

Ha llegado el momento de estudiar el reflejo en mi espejo, hasta que sea
capaz de reconocer que el enemigo más poderoso que tengo... soy yo mismo.
Al fin, en este momento pleno de magia con mi primer pergamino, el velo que
me hacía engañarme a mí mismo empieza a apartarse de mis ojos.

Ahora se que en el mundo hay y tres clases de personas. Las primeras
aprenden de su propia experiencia... son las sabias. Las segundas aprenden
de la experiencia de los demás... son las felices. Las terceras no aprenden
de sus propia experiencia ni de la experiencia de los demás... son las necias.

Yo no soy necio. De aquí en adelante me sostendré sobre mis propios pies,
arrojando para siempre a un lado mis terribles muletas de autocompasión y
desprecio hacia mi mismo.

Nunca jamás volveré a compadecerme de mí mismo ni a menospreciarme.

Que tonto era cuando estaba de pie, desesperado, a un lado del camino,
envidiando a la gente de éxito y a los opulentos que desafilaban frente a
mí. ¿Acaso todas esas personas se han visto bendecidas con habilidades
únicas, rara inteligencia, valor heroico, ambición constante y otras
cualidades sobresalientes que yo no poseo? ¿Se les ha asignado un mayor
número de horas cada día, durante las cuales puedan desempeñar sus
extraordinarias tareas?

¿Poseen tal vez corazones llenos de compasión y almas desbordantes de amor,
diferentes del mío? ¡No! Dios nunca juega a los favoritos. Todos fuimos
modelados del mimo barro.

Ahora también se que la tristeza y los reveses que he sufrido en mi vida no
los he sufrido únicamente yo. Incluso los más sabios y los triunfadores de
nuestro mundo padecen etapas de abrumadora angustia y de fracaso, pero
ellos, a diferencia mía, han aprendido que no hay paz sin problemas,
descanso sin esfuerzo, risas sin pesadumbres, ni victorias sin luchas y que
es el precio que todos debemos pagar por vivir. Hubo una época en la cual
yo pagué ese precio fácilmente y de buen grado, pero las constantes
decepciones y derrotas primero desgastaron mi confianza y después mi valor,
en la misma forma en que las gotas de agua, con el tiempo, destruyen el
granito más resistente. Ahora todo eso ha quedado tras de mí.

Ya no soy uno de esos muertos en vida, permaneciendo siempre bajo la sombra
de los demás y ocultándome detrás de mis lamentables excusas y disculpas,
mientras los años se consumen.

Nunca jamás volveré a compadecerme de mí mismo ni a menospreciarme.

Ahora sé que la paciencia y el tiempo pueden lograr todavía más que la fuerza y
la pasión.

Los años de frustración ya están listos para cosecharse. Todo lo que he
podido lograr, y todo lo que espero lograr, lo he podido hacer y lo seguiré
haciendo, mediante ese proceso asiduo, paciente y perseverante gracias al
cual se construye un hormiguero, partícula por partícula, pensamiento por
pensamiento, paso a paso.

El éxito, cuando llega, de la noche a la mañana, a menudo desaparece la
rayar el alba. Ahora estoy preparado para vivir toda una vida de felicidad,
porque al fin he reconocido un poderoso secreto que permaneció oculto
durante esos años que me trataron con tanta dureza. En cierto sentido, el
fracaso es el camino que conduce al éxito, en la misma forma en que todo
descubrimiento que hacemos de lo que es falso nos lleva a buscar con afán
lo que es verdadero, y en que cada nueva experiencia nos señala alguna
forma de error que en lo sucesivo evitaremos con sumo cuidado. El sendero
que recorrí, a menudo humedecido con mis lágrimas, no ha sido una jornada
desperdiciada.

Nunca jamás volveré a compadecerme de mí mismo ni a menospreciarme.

Te doy gracias, Dios mío, por jugar tu juego conmigo el día de hoy y por
depositar en mis manos estos valiosos pergaminos. Me encontraba en el
momento del reflujo de mi vida, pero debí saber que en ese momento mismo es
cuando siempre cambia la marea.
Ya no contemplaré con tristeza el pasado. Jamás volverá. En vez de ello,
con ayuda de estos pergaminos, moldearé el presente porque me pertenece, y
seguiré, sin temor, sin dudas, y sin desesperación.

Fui creado a imagen de Dios. No hay nada que no pueda lograr si lo intento.

Nunca jamás volveré a compadecerme de mí mismo ni a menospreciarme.

jueves, 5 de febrero de 2009

MANDAMIENTOS DE EXITO 4

Comprende que ninguna condición es permanente. En tu vida existen
estaciones del mismo modo como existen en la naturaleza. Ninguna situación
a la que te enfrentes, buena o mala, será duradera.

No hagas planes que abarquen más de un año. Todo depende de cómo se
enfrente uno a los inesperados movimientos del enemigo, que no pueden
preverse, y de cómo se maneje todo el asunto.

Tu enemigo, si no estás preparado, pueden ser los ciclos de la vida, estos
ritmos misteriosos de altibajos que, como las grandes olas, se alzan y caen
en las playas del mundo. La marea alta y la baja, la salida del sol y el
crepúsculo, la riqueza y la pobreza, el placer y la desesperación, cada una
de esas fuerzas prevalecerá en su momento.

Compadécete del hombre rico que viaja en la marea alta de lo que parece una
cadena interminable de grandes logros. Cuando la calamidad le golpea, sale mal
preparado y se arruina. Vive siempre preparado para lo peor.



Compadece al pobre, hundido en la marea baja de un fracaso tras otro, de
una tristeza tras otra. A la larga deja de esforzarte, precisamente cuando
la marea cambia y el éxito viene a su encuentro. Nunca dejes de esforzarte.

Ten siempre fe en que las condiciones cambiarán. Aunque en tu corazón haya
un gran peso, tengas el cuerpo lacerado y la bolsa vacía y no haya nadie
que te consuele... persevera. Del mismo modo que sabes que el sol volverá a
aparecer, tu período de desgracia debe tener un final. Siempre he sido así
y siempre será.

Y si tu trabajo y tu paciencia y tus planes te han dado buena fortuna,
busca a aquellos cuya marea es baja y levántalos. Prepárate para el futuro.
Puede llegar el día en que lo que tú hayas hecho por otro, lo hagan por ti.
Recuerda que nada es permanente, pero, sobre todo, atesora el amor que
recibes. Este sobrevivirá mucho después que tu oro y tu buena salud se hayan
desvanecido.
Y considera que puedes perder hasta ese amor, pasado un tiempo, a sabiendas
que un día os reuniréis para toda la eternidad en un lugar donde no hay
ciclos, no hay altibajos, no hay dolor ni pesadumbre y, sobre todo, no hay
fracasos.

miércoles, 4 de febrero de 2009

REGLAS DE EXITO 8

Uno nunca debe llenar sus días ni sus noches con tantas nimiedades y cosas insignificantes como para no tener tiempo de aceptar un verdadero reto cuando éste se presente. Esto es válido tanto para el juego como para el trabajo. Un día meramente sobrevivido no es ocasión de festejo. Uno no está aquí para desperdiciar sus preciosas horas, Cuando tiene la capacidad de lograr tanto si hace una pequeña modificación en su rutina. Ya no hay que ocuparse en nimiedades. Ya no hay que volverle la cara al éxito. Hay que
darse tiempo y espacio para crecer. Ahora, ¡Ahora mismo! ¡No mañana!
Es posible que usted, lector, conozca a este tipo de persona. Tal vez hasta sea usted así. Si es así, me da gusto que haya acudido a mí.



Esa persona está siempre ocupada, siempre tiene más proyectos, reuniones y diligencias de los que se pueden manejar, y siempre está en una loca carrera de un lado a otro en un intento - intento, nada más - por adelantarse a los acontecimientos. Lo que este tipo de gente hace constituye un esfuerzo, inconsciente pero muy eficaz, para evitar el éxito. Claro que están ocupadas - en cualquiera de esas faenas y tareas insignificantes que pueden encontrar para hacer, de tal manera que si alguna vez se les presenta un verdadero reto, algo que en verdad pudieras significar mucho para sus vidas y su bienestar, les es muy fácil responder siempre que lo lamentan pero están demasiado ocupadas en este preciso momento y no pueden atender otra cosa.


¿Le suena conocido? Espero que usted, amigo lector, no haya estado esforzándose inconscientemente por fracasar manteniéndose "muy ocupado" en cosas que de nada le servirán, aparte de que lo mantengan en ese largo camino trillado. Si le sirve de consuelo, hay muchos que están en esa situación. Sabe usted que se necesita tanta energía para fracasar como la que se necesita para triunfar, y por eso es que tenemos tanta gente activa y ocupada que no logra entender por qué no está ocurriéndole nada en su vida.

En el caso de que usted piense que podría estar en esa categoría, tal vez está usted haciendo lo que hace porque alguien oprimió su "interruptor de eliminación" hace años. Sí, su "interruptor de eliminación". Hacer años iba a hacer un libro sobre este tema, pero ésta es la primera vez que lo menciono en letras impresas.


Una vez adquirí un convertible muy costoso, y obviamente el vendedor me persuadió de que no debía sacar ese vehículo tan caro a la calle ni estacionarlo en ningún estacionamiento público sin instalarle antes una alarma contra robos que inmediatamente haría sonar una fuerte y penetrante sirena si alguien trataba de abrir por la fuerza mi joya, conectar el encendido y llevarse el convertible. Por su puesto que accedí.


Una mañana, retrasado por una cita, entré como un rayo a la cochera, puse la llave de encendido, la giré... pero no pasó nada. Ni siquiera un quejido. Nada. ¿Estaría totalmente descargado el acumulador? No era creíble. Encendí la radio. Funcionó a todo volumen. puce un cd de Rene  Gonzales y . Excelente fidelidad. Encendí los limpiaparabrisas. Dos chorros de agua saltaron desde aperturas ocultas y los limpiadores se movieron de un lado para otro en perfecta sincronía. Frustrado y molesto, entré a toda prisa en la casa y llamé al tipo que instalo la alarma de mi taxi.

- Instalamos una alarma en esa joya, ¿ verdad?
 
- Entonces probablemente oprimiste por accidente el "interruptor de eliminación".
-¿El "interruptor de eliminación?

- Si, es un aditamento de los sistemas de alarma contra robos más complejos. ¿No te lo
explicaron cuando hicieron la instalación?

Cada vez me enfurecía más. - Con toda seguridad recordaría si alguien hubiera hablado de poner un "interruptor de seguridad" en mi automóvil. ¿Qué es y dónde está?

- Es parte del sistema de alarma. Una vez que te bajas del automóvil y lo cierras con llave, pones otra llave en la cerradura que instalaron en el guardafangos y le das vueltas, ¿verdad?
Ese pone en funcionamiento la alarma, de tal manera que si alguien intenta forzar una puerta o rompe una de las ventanas se dispara la alarma.

- Así es.

- Pues bien, el "interruptor de eliminación" es un grado adicional de protección. En algún lado del interior del automóvil, generalmente abajo del tablero o debajo de la alfombra, se instaló otro pequeño interruptor. Si antes de salir del automóvil lo oprimes y luego cierras con llave y pones a funcionar la alarma, estás verdaderamente protegido contra el robo.

Incluso si alguien logra abrirlo y es lo suficientemente tonto como para intentar ponerlo en marcha mientras la alarma está sonando, no lo logrará porque una vez que oprimiste el "interruptor de eliminación", se corta toda corriente del acumulador al arranque. El automóvil no puede moverse.


Regresé a la cochera, pero no pude localizar mi "interruptor de eliminación", y en menos de una hora, el istalador  estaba en mi casa. Por supuesto que lo encontró casi inmediatamente, debajo de la alfombra delantera del lado del conductor. Sí, el interruptor estaba oprimido. Probablemente lo había hecho yo con el pie, por accidente, pero no pude seguir molesto, no conmigo mismo, ya que el incidente me proporcionó una invaluable analogía que se relacionaba con muchos seres humanos que conocía y me ha sido de gran valor cuando trato de convencer a alguien de que está desperdiciando mucho tiempo en un trabajo en el que se "ocupa" mucho pero sin consecuencia para su vida.



Como puede usted ver, realmente mi automóvil actuó de manera bastante normal cuando di vuelta la llave de encendido. Se encendieron las luces, funcionó la radio, los limpiaparabrisas se movieron de un lado a otro. Un automóvil muy pero muy ocupado. Como mucha gente que conozco. Sólo hubo un problema. Esa máquina no pudo moverse ni siquiera un centímetro hacia adelante a pesar de toda su actividad, porque yo había oprimido sin darme cuenta su "interruptor de eliminación".


Todos tenemos nuestros propios "interruptores de eliminación" . Tal vez cuando éramos pequeños, alguien, incluso uno de los padres u otro adulto a quien respetábamos, o el cónyuge cuando ya éramos mayores, nos haya dicho un día, en un arranque de ira, que nunca valdríamos gran cosa. ¡Zas! ¡Eso bastó! Sin darse cuenta y sin pensarlo, oprimieron nuestro interruptor, y nos hemos pasado todos estos años trabajando muy duro con el fin de que su profecía se cumpliera, sin comprender siquiera la motivación e nuestras acciones.

Claro que estamos "ocupados", pero al igual que mi convertible, no vamos a ninguna parte. Y no entendemos por qué. ¡Qué lástima!Hay que agacharse a desconectar ese "interruptor de eliminación ahora que usted, amigo lector, sabe que tiene uno. Ya no hay que "ocuparse" en cosas sin importancia. Hay que dejar de ocultarse detrás de todas esas tareas intranscendentes. Hay una mejor forma de vivir

Tercer mandamiento de exito

Has aprendido que nunca podrás tener éxito sin trabajar duramente, sin la
debida paciencia.
Pero uno puede trabajar con diligencia, ser más paciente que Job y, aun
así, no elevarse jamás sobre la mediocridad a menos que se tracen planes y
se establezcan objetivos.

Nunca una nave ha levado anclas y extendido sus velas sin tener un destino.
Nunca ejército alguno ha emprendido la marcha para combatir sin un plan
para obtener la victoria. Ningún olivo ha exhibido jamás sus flores sin la
promesa del fruto por venir.

Es imposible avanzar apropiadamente en la vida sin objetivos.

La vida es un juego con pocos jugadores y muchos espectadores. Los que
miran son las hordas que vagan por la vida sin sueños, sin objetivos, sin planes
ni siquiera para el día siguiente. No los compadezcas. Eligieron ya cuando no
eligieron nada. El mirar las carreras desde las tribunas no ofrece peligro.
¿Quién puede tropezar, quién puede caer, de quién se pueden burlar si no
hacen ningún esfuerzo por participar?




¿Eres jugador? Como jugador no puedes perder. Los que triunfan pueden
llevarse los frutos de la victoria, pero los que hoy han sido derrotados
han aprendido lecciones valiosísimas que mañana pueden inclinar las cosas a
su favor.

¿Qué deseas de la vida? Considéralo durante un tiempo y mucho antes de que
decidas, porque puedes obtener lo que pretendes. ¿Se trata de riqueza, poder,
un hogar lleno de amor, tranquilidad de espíritu, tierras, respeto, posición?
Sean cuales sean tus objetivos, grábatelos en la mente y nunca los olvides.
Comprende que aun eso puede no ser suficiente, porque la vida es injusta.
No todos los que trabajan duro y con paciencia y se fijan objetivos,
alcanzan el éxito. Sin embargo, sin ninguno de esos tres atributos, el
fracaso es algo seguro.

Date a ti mismo todas las probabilidades de triunfar. Y, si fracasas,
¡fracasas luchando!
Traza tus planes hoy mismo. Pregúntate dónde estarás de aquí a un año, si
todavía vas a estar haciendo lo mismo que estás haciendo ahora. Luego
decide dónde preferirías estar en términos de riqueza, posición o cualquier
otra cosa que sea tu sueño. En seguida, planea lo que tienes que hacer en
los próximos doce meses para alcanzar tu objetivo.

Y, finalmente, ¡hazlo!

domingo, 1 de febrero de 2009

LECTURA PARA LÍDERES

Se cuenta que en el Siglo pasado,
un Turista Americano fue a la Ciudad de El Cairo, Egipto,
con la finalidad de visitar a un famoso Sabio.

El Turista se sorprendió al ver que el Sabio vivía
en un cuartito muy simple y lleno de libros.
Las únicas piezas de mobiliario eran
una cama, una mesa y un banco.

¿Dónde están sus muebles? preguntó el Turista.
Y el Sabio, rápidamente, también preguntó:
¿Y dónde están los suyos...?
¿Los míos?, se sorprendió el Turista.
¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!

Yo también... concluyó el Sabio.
'La vida en la tierra es solamente temporal...
sin embargo,
algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente
y se olvidan de ser felices'.

'El valor de las cosas y los momentos
no está en el tiempo que duran,
sino en la intensidad con que se viven.
Por eso existen momentos maravillosos, inolvidables,
cosas inexplicables y personas incomparables.'

1. Dios no te preguntará qué modelo de auto usabas;
te preguntará a cuánta gente ayudaste.
2. Dios no te preguntará los metros cuadrados de tu casa;
te preguntará a cuánta gente recibiste en ella.

3. Dios no te preguntará la marca de la ropa en tu armario;
te preguntará a cuántos ayudaste a vestirse.

4. Dios no te preguntará cuán alto era tu sueldo;
te preguntará si vendiste tu conciencia para obtenerlo...

5. Dios no te preguntará cuál era tu título;
te preguntará si hiciste tu trabajo bien y con honestidad.

6. Dios no te preguntará cuántos amigos tenías;
te preguntará cuánta gente te consideraba su amigo.

7. Dios no te preguntará en qué vecindario vivías;
te preguntará cómo tratabas a tus vecinos.

8. A Dios no le importará el color de tu piel;
le interesará la pureza de tu alma...

9. Dios no te preguntará por qué tardaste tanto en buscar la Salvación ;
te llevará con amor a tu casa en el Cielo.

10. Dios no te preguntará a cuántas personas
enviaste este mensaje;
te preguntará si te dió vergüenza hacerlo.

Y POR ULTIMO DIOS ME PIDIO QUE TE DIJERA QUE:
Todo irá bien contigo a partir de HOY...
No importa cuánto se esfuercen tus enemigos en hacerte daño,
éste año no lo conseguirán...
porque éste año lograrás convertir en realidad
todos tus sueños!

Para los meses venideros se disiparán todas tus agonías
llegará para ti, la alegría, el triunfo, la prosperidad y la abundancia,
porque el que reina te ha recordado,
ÉL nunca te decepcionará, Él te ha elegido.

Esta mañana le pedí a Dios
que proteja y bendiga
a la persona que reciba éste mensaje.

comparte éste mensaje con tus familiares, amigos y amigas,
porque Dios es bueno y siempre está a tu lado
BENDICIENDO A LAS PERSONAS
QUE TÚ MAS QUIERES



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